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Amar a la naturaleza desde niños


Desde el principio, es muy importante inculcar en los niños la comprensión y la observación de la naturaleza, así como enseñarles a respetarla y cuidarla. Debemos recordar que nosotros somos parte de su belleza y de su sabiduría.

Armar un álbum de herbario es una interesante actividad para hacer con los chicos. Recoger las hojas, las flores, llevarlas a casa, es el comienzo de una experiencia que enseña por sí misma. Todos recordamos cómo con mamá, o con alguien muy querido, aplastábamos las hojas y las flores en un libro bien gordo, para extraerles los líquidos y que mantuviesen la forma.

Evitábamos manchar las páginas con servilletas que poníamos entre las flores y las letras.

Luego de unos días, abríamos el libro y ¡allí estaban!, nuestros tesoros naturales listos para ser observados y guardados.

Para realizar el álbum, no hay más que pegar las hojas y las flores en un cuaderno de dibujo y escribir el nombre de la flor o de la hoja encontrada. Así, poco a poco, un niño puede armar su herbario y aprender, de una manera muy placentera, a distinguir distintas plantas.

Otra propuesta muy divertida es la de jugar con nuestros hijos a “Los investigadores”. Buscamos plumas, bellotas, piñas, ramitas insólitas, piedrecitas y después, en casa, podemos hacer preciosas manualidades, como decorar cajas de madera o hacer paisajes texturados en papel.

Es necesario guiar y motivar la curiosidad de nuestros hijos por la naturaleza. Para ello, podemos observar, juntos, algo cotidiano, pero curioso. Por ejemplo: ver a la gata asearse, a los cachorros jugar, a la abeja recoger el néctar de las flores, al gorrión caminar, a la paloma volar, a la hormiga trabajar, al gusano arrastrarse, al pájaro piar o dormir; y reflexionar sobre por qué y de qué manera realizan cada acción. Durante estos espacios de observación detallada, es cuando despertamos preguntas en la mente de nuestros hijos. Al aparecer las preguntas, comienzan a buscar las respuestas para cómo y cuándo el sol se va a dormir, cómo y para qué la araña hace su telaraña, cuándo aparece el arco iris, qué cara tiene la luna llena, cómo se cierran las flores por la noche, dónde crecen las frutas, cómo crecen las hortalizas, cómo cae la lluvia, qué forma tienen las nubes, qué huellas dejan distintos animales… Y así un montón de interrogantes que nos conducen al conocimiento.

¡Enseñemos a los niños a escuchar los sonidos de la naturaleza: el susurro del follaje, el canto de los pájaros, el croar de las ranas, la canción silenciosa del agua, la lluvia golpeando los techos, los sonidos del viento… todo eso siembra una gran atracción, afecto y respeto hacia la naturaleza y es una experiencia muy rica para cualquier ser humano!

La belleza de la naturaleza es una fuente inagotable de energía positiva. Los niños sienten la necesidad y la felicidad de ser parte de ella.

En el Hotel Los Naranjos amamos la naturaleza

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